09 marzo 2006

Crepúsculos deshechos


En qué punta de tus horas
se perdió la tarde.
En qué chispa de tus ojos
se encubrió el sol.
Por cuál sendero de tu piel
se colaron las lluvias
¡En qué oscuras palabras
se apagó tu amor!

Sobre mis párpados fríos
amainó la tormenta.
Entre mis manos pálidas
se anonadó la luz.
Desgajaron mi cuerpo
los bramidos del trueno.
Desdibujadas brumas
desgarraron mi voz.

Sin fuegos y sin voces
se deshizo el crepúsculo.
Sin caricias ni besos
la muerte ensordeció,
ardieron sus penumbras
en pleno mediodía,
se encresparon las nubes
cuando dijiste adiós.

Es tenue el velo oscuro
que cubre la memoria.
Es sutil la madeja
que entreteje distancias
y deshila los tiempos.
Es tenaz el engaño
que atenaza los sueños.
Imperturbable, el alma
que elige andar en pena
desdeñando el amor.

La fatiga, incansable, demora
la indulgencia,
paradojal soberbia
no demanda el perdón.
La vida se consume,
vanagloria inmodestias,
pedantes vanidades...
mascullando silente
la pasión que murió.