21 julio 2013

Otro atardecer original, nuevo


Es el atardecer, está sucediendo, el sol se va detrás de las montañas. Ante mis ojos, la cotidianeidad del suceso no le resta nada a la originalidad de su encanto, cada día termina de un modo distinto, el sol se inclina de una manera nueva, los rayos se dispersan de una forma diversa, única. No habrá otro atardecer como este.

Himno a la amistad

Nieve


Deshojamiento

La nieve casta su perdón desmiga
sobre la oscura ancianidad del suelo.
Cuando la tierra ya no puede, amiga,
calladamente se deshoja el cielo.


Así, el espino, el parral, y el banco,
visten la gracia de este nuevo adorno.
El haz de leña es un osito blanco
y es una choza de esquimal el horno.

Fija en la mía tu mirada pura, 
pues dan mis ojos a un paisaje interno, 
y mira como nieva tu ternura 
sobre mi triste corazón de invierno.

(José Pedroni, del libro Gracia plena)

19 julio 2013

La llave... de mi corazón

El hombre del piano

16 julio 2013

Canción de amor



¿Cómo habré yo de contener mi alma
para que no toque a la tuya? ¿Cómo 
alzarla sobre ti hacia otras cosas?
Ay, con qué gusto la hubiera alojado
junto a algo perdido en la oscuridad,
en un lugar extraño y silencioso,
que no vibre si tú en lo hondo vibras.

Pero todo lo que a ambos nos atañe
nos enlaza, a ti y a mi, como un arco,
que de dos cuerdas arranca una voz.
¿Sobre qué instrumentos estamos tendidos?
¿Qué violinista nos tiene en la mano?
¡Oh, dulce canción!

Autor: Rainer María Rilke

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15 julio 2013

Amar es delirar



Amar es delirar. Nada desde afuera puede mostrar con certeza la imaginación que se apodera de dos cuerpos amándose. 
Ibn Hazm 

1. El sueño del silencio y el río.

Soñé que caminábamos a la orilla de un río. La corriente de pronto se volvía tan agitada que no permitía escucharnos uno al otro ni siquiera hablándonos al oído. Teníamos que gritar. Y aún eso no era suficiente. Hasta que de pronto nos dimos cuenta de que el río decía todo por nosotros. Nos hacía hablar al mismo tiempo y gritar que nos queríamos. Nuestras palabras hacían rápidos, arrastraban leños, se estrellaban contra las rocas, sacaban espuma, y se lanzaban desde la altura si era preciso. Nuestras palabras devoraban en las orillas, suavemente y en silencio, a los cocodrilos que parecían dormidos, jalaban las puntas de los sauces llorones, hacían en los recodos inesperados remolinos. Mirábamos pasar los puentes y en las copas de los árboles, las iguanas calentaban con nuestro rumor su sangre. Soñé que no había nada que no quisiéramos decirnos y que hasta el silencio, con la tenue composición de su vacío, nos hacía hablar, como lo había hecho el río. 

 2. El sueño de las voces por dentro.

Ayer soñé que cantabas mientras me dabas un beso. Tu voz entraba en mí por la boca en vez de llegarme por los oídos. Te escuchaba con la lengua y me daba cuenta de que había un leve sabor de mar en tu voz. Cantabas dándome un beso. Tus manos también estaban mojadas. La sal de tus labios despertaba en mí una sed multiplicada. Y esa sed me hacia ir de una de tus bocas a la otra. Y cantabas por todas partes, llenándome con tu voz. Llegó un momento en que tu voz, como un líquido brillante, salía también de mi boca. Se desbordaba cubriéndome. Pero en realidad debería decir cubriéndonos. Cambiaba el color de nuestra piel. Transformaba todo en nosotros, incluso nuestras huellas digitales. Nos preguntábamos quiénes éramos ahora. Y nos respondíamos con cautela, casi cantando en voz baja: somos otros cuerpos dentro de nosotros. Somos dos amantes separados que murieron con sed uno del otro. Sólo ahora, en estos cuerpos de agua hirviente, hemos podido reunir de nuevo un ardor disperso. Estábamos diluidos, obscuros, fríos. Ahora nos concentran una pasión y una sed ajenas. Un sol extraño invocó al nuestro. Así decía tu canción, mientras me dabas un beso y todo comenzaba de nuevo.

Autor: Alberto Ruy Sánchez


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14 julio 2013

Más cerca de Ti

13 julio 2013

El nenufario: donde habitan las ninfas y se habla del Mito Verdadero




Testigo del cielo en la tierra, el estanque espeja con su helado cristal los blancos y grises del invierno mientras la vida late bajo la suave corteza de hielo. Y se hacen nuevos sus colores bajo el sol de cada primavera en la que pare una paleta de verdes nenúfares y sus mágicas flores. 

Advierte el cartel de la entrada: 

Esta es una casa de oración.
Aquí, sin palabras, la Belleza habla de Dios
y nos invita a hablar con Dios.

Pero, parece que lo nenúfares desafían no sólo a la altura y al clima, sino también a este dictum ya que, como sostiene algún monje, los nenúfares -o alguna de las creaturas que en ellos habitan- hablan con palabras, con metáforas vivas hechas de mitos y logos, sobre universos dentro de roperos, y de músicas más originarias que el big-bang... pero sobre todo hablan del Mito Verdadero.

De Diálogo entre Nenúfares. Una crónca sobre el Mito; Ediciones del Cristo Orante

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10 julio 2013

El alba denominadora





A embestidas suaves y rosas, la madrugada te iba poniendo nombres: 
Sueño equivocado, Ángel sin salida, Mentira de lluvia en bosque. 
    Al lindero de mi alma, que recuerda los ríos, 
indecisa, dudó, inmóvil: 
¿Vertida estrella, Confusa luz en llanto, Cristal sin voces? 
    No.

Error de nieve en agua, tu nombre.



Rafael Alberti

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